LA BRECHA ENTRE CONSUMO Y PRODUCCIÓN EN 2015
A lo largo de 2015, el consumo logró consolidarse como el eje motriz del crecimiento en México. Las altas tasas de ventas, tanto en consumo inmediato como durable, disiparon dudas en torno a la estabilidad que presentó la demanda en el mercado interior; sin embargo, parece que ello no fue suficiente para reflejar un repunte igual de importante sobre las cifras oficiales del Producto Interno Bruto (PIB).

¿Quiere esto decir que la economía mexicana está creciendo más de lo que aparenta? La disparidad entre los datos oficiales de crecimiento y aquellas que son meramente orientativas fue evidente en 2015. Si bien, existieron factores de orden externo y coyuntural que alteraron esta correlación, el objetivo de la presente nota es enfatizar el valor de algunas cifras que no necesariamente se encuentran englobadas en la cifra conjunta de crecimiento y que sí dan fe de un mayor dinamismo en la economía.

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Existen indicadores alternos al PIB, que denotan estabilidad en el mercado interno mexicano. Ello con independencia de los estragos que el entorno externo  ha ocasionado en la economía. El documento, señala tres aspectos que mejoraron la percepción de los consumidores y favorecieron las decisiones de compra:

  1. La estabilidad inflacionaria, misma que cerró 2015 con un mínimo histórico de 2.13%. El comportamiento de los precios generó un componente de certeza en torno al poder adquisitivo de las familias.
  2. El comportamiento del mercado laboral, la tasa de desempleo alcanzó niveles mínimos desde 2008.
  3. El crédito al consumo ha mantenido un comportamiento expansivo, hasta noviembre de 2015, el indicador colocó una cartera por 762.8 mil millones de pesos, lo que representa un crecimiento anual de 10.1% respecto a 2014.

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