• 1NOTICIA: La confianza del consumidor en Estados Unidos alcanzó 93.8 puntos durante diciembre. El resultado estuvo marginalmente por debajo de las expectativas del consenso.
  • RELEVANTE: La estabilización en el ritmo de caída del precio de la gasolina impactó a la baja el resultado. La volatilidad en el mercado accionario permea la confianza.
  • IMPLICACIÓN: El desempeño moderado augura corolarios positivos sobre el consumo privado, aunque no de marcada acentuación. El resultado genera certeza sobre la próxima reunión de política monetaria.
  • MERCADO: La reacción por parte de los mercados tuvo un tono positivo generalizado.

OPTIMISMO NAVIDEÑO EN LA VÍSPERA DE LA FED
La Universidad de Michigan dio a conocer el resultado preliminar de su Índice de Sentimiento del Consumidor (ISC) correspondiente a diciembre; la cifra, que marcó un puntaje de 93.8, se ubicó marginalmente por debajo del consenso que preveía 94.0 puntos. Si bien, la dinámica de crecimiento del indicador persiste siendo moderada, nuestra lectura es positiva dado el clima de alta incertidumbre en torno al rumbo que seguirá la política monetaria en Estados Unidos.

En su comparación anual, la cifra tuvo una variación de 1.2%, contraste con el promedio anual de 10.8%. Cabe acotar, que el fortalecimiento del índice tiene sus orígenes en octubre de 2014, por lo que debemos entender la desaceleración como un epílogo natural del crecimiento sostenido presentado en meses previos.

AVERSIÓN EN MERCADO ACCIONARIO PERMEA CONFIANZA DEL CONSUMIDOR
En publicaciones previas, hemos sido enfáticos en señalar que el resultado del ISC es consecuencia de dos efectos contrarios que impulsan al índice en diferentes direcciones. El primero de ellos es el causado por el precio de la gasolina, mismo que guarda una relación negativa con el ISC. El segundo es el provocado por el comportamiento del mercado accionario,  la relación no es directa, pues éste incide a través del establecimiento de un punto de referencia respecto al comportamiento del empleo en los próximos meses. Es decir, el impacto no se genera mediante un efecto riqueza que incremente el ingreso disponible de los consumidores[1], sino que a través del valor de las acciones de las empresas se crean expectativas en torno a la demanda de trabajo.

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