• Noticia: Hace unos momentos el INEGI reportó que, durante julio, la ventas minoristas crecieron 2.1% a/a (1.6% a/a esp.); promedian un crecimiento del 1.8% entre enero y julio, superior al 1.2% alcanzado en el mismo lapso, pero de 2018. Con cifras ajustadas por estacionalidad, el indicador no presentó cambios mensuales.
  • Relevante: Se contó con un domingo menos respecto a julio de 2018, por lo que las cifras corregidas arrojan un crecimiento de 1.7% a/a. Algunos componentes discrecionales avanzaron, pero no fue general, pues destaca la moderación en rubros como tiendas departamentales y ropa.
  • Implicación: Prevemos que el consumo privado conservará tasas de crecimiento anual positivas, aunque moderadas, en función del riesgo que representa para la variable la débil creación de empleo formal ante la desaceleración económica, entre otros. Por otro lado, el crecimiento de las remesas y una inflación más moderada, darán soporte al consumo.

Ventas Crecen pese a Efectos de Calendario Adversos

En julio se observaron dos efectos desfavorables respecto al mismo mes del año previo: por un lado, se tuvo un domingo menos; y por otro, el Mundial de Futbol 2018 se llevó a cabo en dicho mes, lo que generó una difícil base de comparación para el indicador en 2019; no obstante lo anterior, conservó su desempeño positivo y sumó siete meses ininterrumpidos de crecimiento interanual.

Desempeño Mixto en Rubros Discrecionales

Las ventas departamentales (+2.9% a/a) y ropa (+2.2%), se desaceleran respecto a la lectura previa, pero se mantienen en terreno expansivo. Otros rubros también discrecionales, siguen exhibiendo cierta debilidad, como equipo de cómputo (-8.2%) y automóviles (0.0%).

Consumo se Mantendrá en Senda Positiva

En un entorno de menor crecimiento económico, la generación de empleo formal es la menor desde 2010, mientras que la tasa de desocupación alcanzó su mayor nivel desde 2016.  El detrimento del mercado laboral es el mayor reto para la variable; sin embargo, lo anterior podría verse compensado dado que la disminución en la inflación impulsa al salario real y las remesas continúan creciendo, al igual que el crédito a los hogares.

Con lo anterior, y la posible normalización del gasto público en la aplicación de programas sociales, prevemos que el consumo privado siga creciendo, aunque con moderación.