1º de julio: Entrada en vigor
Después del convenio modificatorio que se le hizo en diciembre y de la ratificación por parte de los aparatos legislativos de Canadá, EEUU y México, en julio entra en vigor el T-MEC, supliendo así al TLCAN, el cual dictó las reglas del juego para el comercio en Norteamérica por más de 20 años. Actualmente se está trabajando en homologar las leyes locales con lo estipulado en el acuerdo comercial, para su correcta implementación.
Mantiene espíritu de libre comercio pese a cambios
El T-MEC incorpora capítulos nuevos y endurece algunas reglas para que ciertos bienes y servicios puedan ser intercambiados sin aranceles, pero no por ello renuncia al espíritu de libre comercio de su antecesor. Entre los cambios, abarcan:
- Reglas de origen: autos, textiles, acero y aluminio.
- Evitar bloqueo a paneles de solución de disputas;
- Respeto a normatividad internacional laboral;
- Apego a acuerdos ambientales;
- Capítulos para el comercio digital y de servicios
Entorno ofrece oportunidades y retos
El endurecimiento de las reglas de origen contemplado en el T-MEC, fricciones políticas y comerciales mundiales (EEUU-CHI, bloqueo OMC, etc.), y posibles reacomodos geográficos en las cadenas de insumos industriales, podrían incentivar la inversión en México y la región.
Sin embargo, México y Canadá no estarán exentos de tensiones con EEUU, en el contexto de la carrera presidencial en este último país, pues podría acentuarse la retórica proteccionista.
MX puede tomar ventaja; beneficios en mediano plazo
Considerando los riesgos sobre la recuperación económica mundial, la creciente desconfianza empresarial en México (respeto a contratos, credibilidad pol. económica, seguridad pública) y que el acuerdo disipa parte de la incertidumbre comercial en la región, prevemos efectos positivos y modestos sobre la inversión en sectores como la manufactura, visibles en el mediano plazo, y sobre el intercambio de mercancías, aunque la recuperación en las exportaciones de la crisis actual tendría lugar, al menos, hasta 2022.
Se endurece, pero no pierde espíritu del TLCAN
El comercio entre socios de América del Norte se sextuplicó entre 1993 y 2019, y la participación de las exportaciones en el PIB de México pasaron de 14.6% a 37.1%, en ese lapso. El TLCAN significó la apertura comercial de México, permitió al productor mexicano ofertar sus productos en y obtener insumos de EEUU y Canadá; al consumidor, gozar de mayor cantidad y calidad de bienes y servicios. En este proceso también se integraron a nivel regional industrias que compiten a nivel mundial, como la automotriz y la alimentaria.
Por lo anterior y otras consideraciones, era importante que el nuevo acuerdo comercial que suplirá al TLCAN, no interrumpiera el comercio de bienes y servicios, pues afectaría la competitividad, la inversión, el empleo y el consumo en la región y en nuestro país.
En este sentido, el T-MEC mantiene vigente un espíritu de libre comercio, pese a endurecer las reglas de origen en algunos sectores, i.e. las condiciones que debe de cumplir una mercancía para ser considerada “originaria” de alguno de los socios comerciales y recibir un trato comercial preferencial. Otro punto destacable, es que el T-MEC también significa la modernización de las reglas del juego, al incluir capítulos para el comercio electrónico y el intercambio de servicios. Finalmente, también es importante recordar que en las negociaciones se evitaron algunos de los temas controversiales, como la temporalidad en el sector agropecuario y la disolución de los mecanismos para resolver disputas. A continuación se muestran las principales novedades del nuevo acuerdo.
Entorno ofrece oportunidades y retos
La entrada en vigor del acuerdo cobra relevancia en el entorno actual. La pandemia exhibió fragilidades en las cadenas de insumos globales; además, en últimas semanas resurgieron las tensiones políticas entre EEUU, CHI y la UE, cuyo escalamiento es probable, dado el bloqueo vigente y promovido por EEUU a los mecanismos de solución de disputas de la OMC*. Ello, junto con reglas de origen más estrictas en el T-MEC, podrían incentivar el reacomodo de las cadenas de proveeduría industrial y una mayor integración de Norteamérica.
Sin embargo, ni Canadá ni México están exentos de fricciones comerciales y políticas, pues la administración Trump tiende a actuar unilateralmente. Además, el discurso proteccionista en EEUU podría endurecerse en el marco de las elecciones presidenciales (noviembre).
MX puede tomar ventaja; beneficios en mediano plazo Con el T-MEC, en el mediano plazo, podría atraerse inversión a sectores como el de la manufactura y aumentar el intercambio de bienes y servicios entre México y sus socios, pues disminuye la incertidumbre comercial, aunque no la erradica completamente. Por otro lado, la crisis económica mundial y la falta de condiciones óptimas para la inversión en nuestro país limitarán dichos beneficios.
La crisis económica afectará significativamente los flujos de inversión extranjera, derivado del daño ocasionado en las utilidades y niveles de endeudamiento de las empresas, así como ante los riesgos acerca de la recuperación económica mundial.
Además, en México la confianza empresarial sigue a la baja, reflejando: i) pobres expectativas de recuperación de la economía tras la crisis y de crecimiento en el mediano plazo; ii) incertidumbre en materia de política económica, en especial en sectores clave, como el energético; iii) el debilitamiento institucional del país; iv) preocupación por el respeto a la propiedad privada y el cumplimiento de contratos; y, v) problemas de seguridad pública. Para que México pueda capitalizar las oportunidades que ofrece el T-MEC, deberá procurar condiciones de estabilidad macroeconómica, confianza y certeza jurídica, pues son condiciones necesarias para la inversión.