• Noticia: Esta mañana, el Inegi publicó el dato de las ventas minoristas para febrero, el cual creció 3.4% a/a, con cifras originales, y se contrajo 0.3% m/m, con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: Tras crecer dos meses consecutivos, el indicador se contrajo mensualmente, y, de hecho, vio su peor caída en ocho meses. Pese a ello, aún es 3.9% mayor a sus niveles prepandémicos. Al interior, sólo la mitad de los rubros lograron crecer (11/22).
  • Implicación: Especialmente en la segunda parte del año, la variable iría perdiendo vigor, conforme la desaceleración económica afecte al empleo, la inflación continúe erosionando el poder adquisitivo de los compradores y las altas tasas de interés restrinjan el crédito.

Devuelve parte de las alzas previas

En su comparación interanual y con cifras originales, el comercio minorista creció 3.4%, desacelerándose respecto al 5.3% de enero.

Con cifras desestacionalizadas, la variación mensual registró una baja de 0.3%, la primera desde noviembre y la peor en ocho lecturas. Aunque este retroceso vino antecedido un buen crecimiento en enero (1.7% m/m) y la variable se colocó 3.9% arriba de niveles prepandémicos.

11/22 categorías crecieron, ocho menos que en enero. Notamos que algunas categorías discrecionales y de alto ticket se debilitaron o estancaron en el mes: automóviles, muebles, cómputo y electrónica, y ropa y calzado.

La corrección en las ventas al menudeo se produjo no obstante que: i) el desempleo bajó a 2.8%, mínimo desde 2005; ii) la inflación se desaceleró a 7.62% a/a; iii) las remesas crecieron 11.2% a/a; y, iv) la confianza del consumidor subió 0.5 pt a 44.8 pts.

Consumo bajaría ritmo en la segunda mitad del año

Es posible que el consumo privado siga soportado en el corto plazo por el bajo desempleo, pero prevemos que se enfríe con más claridad en el 2S22. La expectativa de una desaceleración económica más adelante en el año afectaría el dinamismo en el mercado laboral y la confianza de los consumidores. La inflación se desacelerará, pero seguirá elevada, erosionando el poder de compra de las familias. El alto costo de los créditos tiende a afectar las decisiones de gasto en bienes duraderos. Una potencial recesión –breve y poco profunda- en los EE. UU. se traduciría en un menor crecimiento de las remesas.