• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi dio a conocer el primer dato del consumo privado de 2024, el cual creció 2.9% a/a con cifras originales, pero se contrajo 0.6% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: Luego de expandirse por dos lecturas consecutivas, el indicador se retrajo nuevamente. Ello se explica por la caída en el componente de bienes de origen nacional, que opacó el avance tanto en el de servicios como en los bienes nacionales.
  • Implicación: El desempeño favorable que aún muestran ciertas variables relacionadas al consumo, tales como el desempleo y la confianza, podrían darle soporte en los primeros meses del año. Posteriormente perderá dinamismo a causa de la desaceleración económica generalizada, porque la inflación seguirá elevada y porque el costo del financiamiento aún será restrictivo.

Más difícil llenar el “carrito”

A tasa anual y con cifras originales, el indicador del consumo privado se desaceleró por segunda ocasión consecutiva y, de hecho, vio su menor variación en nueve meses. Es probable que ello en parte responda a un efecto calendario desfavorable, pues se contó con domingo menos respecto a enero de 2023.

Mes a mes y con cifras ajustadas, experimentó su mayor descenso en 11 meses, luego crecer entre noviembre y diciembre. Al interior, el gasto en bienes nacionales vio su peor caída desde mayo pasado; los servicios crecieron por tercera lectura, aunque menos que en diciembre; y, el gasto en bienes importados recuperó parte de la caída previa.

Es altamente probable que el consumo se viera afectado por la erosión en el poder adquisitivo, pues el alza en los precios de alimentos durante enero produjo que la inflación marcara un máximo de siete meses (4.88% a/a). Además, las remesas en pesos continuaron decreciendo (-5.7% a/a). Lo anterior opacó los bajos niveles de desempleo (2.8%).

Posible que muestre algo de estabilidad en primer semestre

En la primera mitad del año, el consumo podría exhibir cierta resiliencia, en buena medida, sujeto a que el desempleo se mantenga relativamente bajo. Además, se ha observado que en el 1S de cada año electoral, la variable tiende a fortalecerse, lo que pueda asociarse a un mayor desembolso del gasto gubernamental, incluyendo programas sociales. Para el 2S, es posible que este efecto se revierta parcialmente. Además, si la actividad económica se desacelera, el empleo y la confianza perderían algo de fuerza. Finalmente, la inflación al consumidor y el costo de los créditos restringirían todavía al gasto, pese a que estimamos que ambas variables bajen algo más.