• Noticia: Hace unos momentos, el INEGI publicó el Indicador del Consumo Privado en el Mercado Interno de noviembre de 2019, el cual creció 0.6% a/a con cifras originales. Con cifras desestacionalizadas, se expandió 0.6% m/m.
  • Relevante: La variable promedia un crecimiento interanual de 0.9% entre enero y noviembre, el dato más débil para ese lapso de tiempo desde 2009. Se contó con un sábado adicional respecto al mismo mes del año, pero no tuvo un efecto significativo. Destacó la mejora en el consumo de bienes y servicios de origen nacional; aunque el consumo de bienes importados se retrajo.
  • Implicación: Es posible que el consumo se estabilice en 2020, sujeto a posibles incrementos en el poder adquisitivo (inflación estable, alza en salarios), al continuo avance en las remesas, a un abaratamiento del financiamiento al consumo (baja de tasas de interés); sin embargo, permanecen algunos riesgos a la baja, como un alto grado de incertidumbre y la modesta generación de empleo.

Catalizadores impulsan poco

Tras la caída de octubre, que posiblemente respondió a una mayor a lo usual retracción del gasto de los hogares previo a las campañas promocionales de noviembre (“Buen Fin”), la variación mensual, ajustada por estacionalidad, mostró un rebote en noviembre.

Además, pudo incidir positivamente la reducción en la inflación al consumidor, a través de un mayor poder adquisitivo. Sin embargo, la tasa de crecimiento anual se moderó respecto a la lectura previa, incluso considerando que se contó con un sábado adicional respecto a noviembre de 2018.

Divergencias al interior: bienes nacionales vs. importado

Los bienes de origen importado restaron dinamismo en noviembre. A tasa anual pasaron de 7.3% previo a 0.1%; mes a mes, se contrajeron a su mayor ritmo en ocho meses (-2.4%). Por el otro lado, el rubro de bienes y servicios de origen nacional se aceleró anual y mensualmente.

Estabilidad para el consumo en 2020

Anticipamos que el consumo privado exhiba cierta estabilidad en 2020, sujeto a: i) aumento en el poder adquisitivo de los hogares, dada el alza en salarios y la expectativa de inflación controlada; ii) avances en remesas, en función de la solidez en el mercado laboral en EEUU; iii) menor costo financiero, en respuesta a los recortes en las tasas de interés; y, iv) mejora en la confianza del consumidor, si hay mayor certeza económica. Sin embargo, persisten riesgos a la baja, como la persistencia de la incertidumbre y la modesta generación de empleo.