• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi publicó el dato de las ventas minoristas para julio, el cual creció 5.1% a/a con cifras originales, y 0.2% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: Mensualmente creció por segunda lectura al hilo, pero lo hizo con menor fuerza respecto a junio. Al interior, crecieron 13/10 categorías, con algunos rubros discrecionales liderando el avance mensual. En su comparativa anual, el indicador también se moderó.
  • Implicación: Aunque el desempleo podría dar cierto soporte al consumo en los próximos meses, a finales de 2023 e inicios de 2024, la variable se desacelerará con más claridad, debido a que la inflación permanecerá elevada, el crédito al consumo seguirá siendo restrictivo, y, en general, por la desaceleración económica esperada, tanto interna como externa.

Comercio discrecional lidera avance

A tasa anual y con cifras originales, las ventas se moderaron de 5.9 a 5.1%, en parte, debido a un efecto calendario desfavorable, ya que se contó con un viernes menos que en julio de 2022. De hecho, descontando esa distorsión, el indicador se desaceleró menos (5.3%).

Mensualmente y con cifras ajustadas, el comercio creció 0.2%, su segunda alza consecutiva, aunque también bajó el ritmo respecto a junio (2.2%), cuando se observó su mejor dato desde marzo de 2022. De esta manera, la variable quedó 16.3% por arriba de niveles prepandémicos.

Al interior, crecieron 13 de 23 categorías, cuatro menos que en junio. Entre los apartados discrecionales, aunque hubo un retroceso en departamentales, se observó un repunte en autos, autopartes, cómputo y telefonía, y joyería, lo que es consistente con los altos niveles de confianza del consumidor.

El consumo continuó soportado por el enfriamiento en la inflación (ver: Eco Inflación), un desempleo cercano a mínimos históricos y la elevada confianza del consumidor.

Panorama más desafiante al cierre de año

Prevemos que el bajo desempleo continúe impulsando al consumo en el corto plazo.

No obstante, el desempleo repuntaría parcialmente a partir del 4T23, en línea con la expectativa de una desaceleración económica, lo que también reduciría la confianza. Así mismo, el menor crecimiento económico esperado en los EE. UU. produciría un menor dinamismo en las remesas. Todo esto, en un entorno de elevados costos financieros, generaría una desaceleración en el consumo privado al cierre del año, especialmente aquel más discrecional.