• Noticia: Esta mañana el INEGI dio a conocer el dato del Indicador de Consumo Privado en el Mercado Interno, correspondiente a julio, el cual se contrajo 15.1% a/a con cifras originales; con cifras desestacionalizadas, el indicador avanzó 5.2% m/m.
  • Relevante: El indicador, hiló segunda alza pero perdió vigor y aún se encuentra lejos de los niveles previos a la crisis. Mejora refleja menores restricciones al comercio y al distanciamiento social. Contra junio, se exhibieron mejoras en el consumo de bienes y servicios, incluso estos últimos se aceleraron.
  • Implicación: Evolución de la variable atado a manejo de la pandemia, pues su control adecuado permitirá que se levanten medidas sanitarias, se reactive la economía y se recontraten algunos trabajadores; sin embargo, persistirán los bajos niveles de empleo y cierta incertidumbre y temor al contagio, limitando la recuperación del consumo. Que se reimpongan las medidas sanitarias es el mayor riesgo, en especial para el consumo de servicios.

Menor confinamiento, mejoras en empleo

En julio, tuvo lugar el levantamiento de unas restricciones sanitarias en la oferta de comercios y proveedores, y en la movilidad social. Además, con la reactivación parcial de la economía, se observó un menor desempleo, que pasó a 5.4% desde 5.5% anterior. Todo lo anterior, junto con el crecimiento de las remesas y una ligera mejora en la confianza del consumidor, eclipsó la aceleración en la inflación, por lo que el consumo privado logró crecer en términos mensuales por segunda lectura.

Recuperación dispareja

En relación al rebote de junio (+5.6%), la variación mensual se moderó, lo que se explica por el desempeño de bienes nacionales (+8,2 vs. 8.5% ant,) e importados (+6.4 vs. +10.9% ant.). Por el contrario, servicios se aceleró de 1.0 a 3.0% m/m, aunque siguen mostrando un rezago importante en relación al resto de los componentes, pues estos son más sensibles al distanciamiento social.

Evolución de pandemia condiciona mejora

El control adecuado de la pandemia permitirá que se sigan levantando las restricciones en la actividad económica y se recontrate a algunos trabajadores, además del relajamiento del confinamiento, lo que impactaría positivamente al consumo. Sin embargo, prevemos que prevalezca un alto nivel de desocupación, así como cierta incertidumbre económica y temor al contagio, lo que limitará la recuperación del gasto de los hogares, en especial aquel más discrecional. El principal riesgo es que se acelere la propagación del virus y se recrudezcan las medidas sanitarias, lo que afectaría negativamente al consumo privado, en especial el de servicios.