• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi dio a conocer el dato del consumo privado para noviembre, el cual creció 5.6% a/a con cifras originales, y 0.7% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: La variable rebotó mensualmente tras su caída previa. Por componentes, el único que retrocedió fue el de bienes de origen nacional, mientras que el de servicios y el de bienes importados rebotaron. En su comparativa anual, el indicador se aceleró.
  • Implicación: La inercia relativamente positiva con la que cerró 2023, podría extenderse a los primeros meses de 2024, ayudado además por los bajos niveles de desempleo, y un mejor ánimo de los consumidores. Posteriormente, la desaceleración económica, el rebote en el desempleo, la inflación elevada, y las altas tasas de interés, pesarán sobre la evolución del consumo.

Retoma senda de crecimiento

A tasa anual y con cifras originales, el consumo se aceleró de 5.2 a 5.6%, su segundo mejor dato en 2023. Mes a mes y con cifras ajustadas por estacionalidad, se recuperó del tropiezo de octubre. Así, la variable se ubicó 7.8% arriba de niveles de inicio de 2020.

Al interior, el avance mensual fue impulsado por el gasto en bienes importados, que volvieron a crecer tras la corrección del mes pasado; le siguieron los servicios, que recuperaron parte del terreno perdido en octubre. También a tasa anual, los bienes importados se encuentran a la cabeza (normalización en proveeduría de algunas mercancías, la apreciación cambiaria).

El consumo ha sido apoyado por el bajo desempleo (2.8%), pese a que rebotó un poco en el mes. Así mismo, la confianza del consumidor se ubicó en 47.2 pts., su mayor nivel desde inicios de 2019. Lo anterior más que compensó la erosión en el poder adquisitivo de las familias ante la aceleración en la inflación (4.32% a/a) y la caída en el valor de las remesas en pesos (-8.0% a/a).

Inercia positiva sostenible en el corto plazo

Proyectamos que, en los primeros meses de 2024, el consumo todavía exhiba una inercia positiva, apoyado por el bajo desempleo y el crecimiento en salarios.

Posteriormente, en un entorno de desaceleración económica, estimamos que el mercado laboral pierda algo de fuerza. Por otro lado, estimamos que la inflación y las tasas de interés, aunque bajarían algo en el año, se mantendrían elevadas, erosionando el poder de compra y restringiendo el acceso al crédito para los hogares, respectivamente. Finalmente, una moderación en la actividad económica y el empleo en los EE. UU. limitaría la captación de remesas en México.