• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi dio a conocer el dato del consumo privado correspondiente a julio 2024, el cual creció 5.2% a/a con cifras originales, y 0.8% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: El indicador creció por segundo mes al hilo, e incluso reportó su mayor expansión en cuatro lecturas. Al interior, todos sus componentes lograron crecer mensualmente, aunque fueron liderados por el de bienes de importación.
  • Implicación: En lo que resta del año, el consumo privado seguirá perdiendo fuerza, en gran medida porque la desaceleración económica impactará en variables relacionadas como la generación de empleo, la confianza, y la captación de remesas. Además, el poder adquisitivo de los hogares y el acceso a financiamiento, seguirán restringidos por los elevados niveles de inflación y de las tasas de interés.

Inicia 2S con paso firme

En su comparativa interanual y con cifras originales, el indicador se aceleró de 0.4 a 5.2%, anotando su segunda mayor expansión en lo que va de 2024. Al contar con un sábado y un domingo menos respecto a junio de 2023, la cifra corregida por efectos del calendario mostró un crecimiento más moderado (3.3%).

Con cifras ajustadas por efectos estacionales, la variable creció 3.4% a/a y 0.8% m/m. Fue su segunda alza a tasa mensual consecutiva y la mayor en cuatro lecturas. Todos sus componentes se expandieron mes a mes, con los bienes importados a la cabeza, que rebotó tras su caída anterior y registró su mayor crecimiento desde enero. Por su parte, los servicios se moderaron en el margen. Los bienes nacionales replicaron el crecimiento de junio.

La aceleración en el consumo pudo haber estado asociada con el bajo nivel de desempleo, que se mantuvo muy cerca de su mínimo histórico, y por el crecimiento de las remesas en pesos (10.1% a/a). Ello opacó una mayor inflación al consumidor (5.57% a/a, máxima de 14 meses) y el deterioro en la confianza del consumidor (-0.4 pts. m/m), si bien se mantiene elevada.

Resto del año encontrará algunos desafíos

En adelante, el consumo mantendrá cierta estabilidad, no obstante, se irá desacelerando, especialmente el gasto más discrecional. Por un lado, la desaceleración económica puede traducirse en una menor creación de empleo y que ello afecte a la confianza del consumidor. Al mismo tiempo, si bien proyectamos que la inflación y las tasas de interés bajen en lo que resta del año, aún permanecerán elevadas, restringiendo así el poder adquisitivo y el acceso al crédito, respectivamente. Finalmente, el enfriamiento de la economía y del mercado laboral de EE. UU., se verá reflejado en un menor envío de remesas, aunque ello podría ser parcialmente compensado por la depreciación del tipo de cambio.