• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi dio a conocer el dato del consumo privado correspondiente de agosto 2024, el cual creció 2.3% a/a con cifras originales, y 0.2% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: El indicador creció por tercer mes al hilo, aunque perdió fuerza respecto a la lectura anterior. Al interior, todos sus componentes mostraron un desempeño positivo, y fueron encabezados por el de bienes de importación.
  • Implicación: No vislumbramos catalizadores que detonen un mayor dinamismo para el consumo en lo que resta del año, más aún, proyectamos que seguirá perdiendo fuerza, en línea con la desaceleración económica generalizada, la cual impactará variables como la generación de empleo, la confianza, por un lado, y porque la inflación y las altas tasas de interés, seguirán restringiendo el poder adquisitivo de los hogares y el acceso al crédito, respectivamente.

Conservó impulso tras sólido inicio del 3T

A tasa anual, el consumo privado se desaceleró de 5.2 a 2.3%, con cifras originales. Pese a contar con un viernes y un sábado más respecto al mismo mes del año pasado, las cifras ajustadas por distorsiones del efecto calendario presentaron un crecimiento menor, de 2.8%.

Mensualmente y con cifras ajustadas por estacionalidad, el consumo creció 0.2%, sumando así su tercer avance consecutivo, aunque perdió fuerza respecto a lo observado en julio (0.9%). Todos sus componentes crecieron mes a mes, con el de bienes de importación a la cabeza, aunque se desaceleraron tras el fuerte repunte del mes previo. Le siguieron los bienes nacionales, que lograron mantener el ritmo. Los servicios subieron en el margen.

El consumo se mantuvo soportado por el bajo nivel de desempleo, si bien este subió un poco. También ayudó que la inflación al consumidor se desaceleró a 4.99% a/a, que las remesas en pesos crecieron 9.3% a/a, y que la confianza del consumidor marcó un máximo desde febrero de 2019.

Sin mucho gas para acelerarse

La resiliencia del mercado laboral (bajo desempleo, crecimiento en salarios) proporcionará estabilidad al consumo privado en lo que resta del año. Sin  embargo, la generación de empleos formales se ha desacelerado, lo que a su vez podría repercutir en la confianza del consumidor. Además, aunque la inflación y las tasas de interés continuarán disminuyendo, seguirán siendo elevadas, erosionando la capacidad de compra de los hogares, por un lado, y acotando el acceso al financiamiento, por el otro. Finalmente, el enfriamiento en el empleo en los EE. UU. debilitaría el envío de remesas a México, si bien su valor en pesos podría ser compensado por la depreciación cambiaria. Por todo lo anterior, es probable que el consumo privado presente un ritmo de crecimiento modesto, especialmente en aquellos rubros más discrecionales.