• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi dio a conocer el dato del consumo privado correspondiente a noviembre de 2024, el cual creció 0.3% a/a con cifras originales, y 0.5% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: El indicador rebotó mensualmente luego de retroceder en septiembre y octubre. Lo anterior se explicó por la recuperación de sus tres componentes, en especial el de los bienes de importación, que lideró el avance mensual.
  • Implicación: Los bajos niveles de desempleo seguirán dando cierto soporto al consumo, particularmente en sus segmentos más básicos, mientras que los discrecionales comenzarán a perder fuerza con mayor claridad, en el contexto de la desaceleración económica generalizada. Además, tanto la inflación como las tasas de interés, seguirán restringiendo el poder adquisitivo y el acceso al financiamiento, respectivamente.

Rebote generalizado

En su comparación anual y con cifras originales, el consumo privado se desaceleró de 1.4 a 0.3%, su menor ritmo de crecimiento desde inicios de 2021, ello pese a contar con un efecto calendario favorable (un viernes y un sábado más que el mismo mes de un año antes).

Mensualmente y con cifras ajustadas por efectos estacionales amplió rebotó 0.5%, luego de retroceder los dos meses previo. De hecho, registró su mayor expansión mensual en cuatro meses. Por componentes el avance fue generalizado, con el segmento de bienes importados liderando el avance, el cual anotó su mejor dato en siete meses, y el tercero mejor en lo que va del año.

El dato pudo estar explicado en gran medida por la desaceleración en la inflación al consumidor durante ese mes, la cual pasó de 4.76 a 4.55% a/a, por el fuerte incremento de las remesas en pesos (+29.6%), y por los bajos niveles de desempleos (rebotó marginalmente, pero se mantuvo cercana su mínimo histórico). Lo anterior logró opacar el deterioro mensual de la confianza del consumidor (-1.6 pts m/m).

Consumo enfrenta panorama desafiante

Si bien los primeros meses del 2025, el consumo podría encontrar algo de soporte en los bajos niveles de desocupación y en el crecimiento de los salarios, no obstante, la variable podría tornarse más defensiva a medida que la desaceleración económica impacte en la generación de empleo y el ánimo de los consumidores. Así mismo, si se materializa una política migratoria más estricta en los EE. UU., las remesas podrían comenzar a perder vigor. Finalmente, si bien seguirán bajando próximamente,  tanto la inflación como la tasa de interés, se mantendrán lo suficientemente elevadas como para erosionar el poder adquisitivo de los hogares y limitando el acceso al crédito.