El día de hoy, Fitch bajó la calificación soberana de México de “BBB+” a “BBB” y modificó su perspectiva a estable. Al mismo tiempo, Moody’s revisó su perspectiva de Estable a Negativa y mantuvo la calificación en “A3”.

Ambos comunicados atribuyen sus acciones a dos puntos principales:

  • El impacto en el crecimiento económico del país tras el anuncio de los aranceles por parte de EEUU a México.
  • El riesgo que representa Pemex en la calificación crediticia del país, al mencionar que los últimos apoyos otorgados a la empresa por parte del gobierno federal, no son suficientes para mejorar la estructura de crédito de largo plazo.

En los últimos cinco años, el crecimiento del PIB de México ha promediado 2.6%, por debajo de la media de 3.6% para la calificación “BBB” de Fitch. A pesar de que la calificadora espera que la economía mexicana pueda tener un buen desempeño en el 2T, estima que el PIB crecerá 1.0% durante 2019.

Por otro lado, Moody’s mencionó que mantuvo la calificación derivado de la diversificación que presenta la economía mexicana, la elevada fortaleza fiscal y la baja susceptibilidad a eventos de riesgo.

Sin embargo, los riesgos de Pemex para la perspectiva fiscal de mediano plazo del país y los riesgos comerciales actuales, generaron el cambio de perspectiva por parte de la calificadora.

Es poco probable (pero no imposible), que México pueda llegar a un acuerdo en el corto plazo para poder mitigar o evitar los aranceles impuestos por el presidente de los EEUU. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este movimiento político es un componente estratégico para la campaña electoral que habrá de comenzar este año en EEUU.

Impactos estimados por los aranceles con EEUU y Pemex, fundamentan las acciones llevadas a cabo en la calificación y perspectiva crediticia del país.