S&P hace el “uno, dos”

La agencia recortó la calificación del soberano, de “BBB+” a “BBB”; además, puso en automático la perspectiva en “negativa”. Con lo último, se mantiene la posibilidad de otro ajuste a la calificación en los siguientes 12 a 24 meses.

“Contagio” a calificación

Ante la emergencia sanitaria y el impacto económico ocasionado por el COVID-19, así como ante menores precios del petróleo, el Gobierno tendría dificultad para mantener la estabilidad en las finanzas públicas. Además, S&P destaca:

  • La expectativa de un caída en el PIB de México. La agencia asume que la actividad retrocederá 2.0% anual real en 2020, a causa de la pandemia por el coronavirus y menores precios del petróleo.
  • Crecimiento futuro. Los factores mencionados arriba acentúan el riesgo de un bajo crecimiento potencial en el mediano plazo. Junto con los bajos niveles de confianza de la iniciativa privada.
  • Ineficacia de la política económica.
  • Baja base tributaria no petrolera y escasos ahorros fiscales, que se empezaron a utilizar en 2019.
  • Creciente posibilidad de apoyos a Pemex, dado que la empresa enfrentaría más complicaciones financieras.

La perspectiva podría tener un cambio favorable, de acuerdo a la calificadora, si se logra generar un entorno de confianza que detone la inversión y el crecimiento, dando estabilidad a las finanzas públicas; aumenta la base tributaria no petrolera; y se reduce el riesgo de pasivos contingentes (empresas estatales).

A favor: Banxico, historial crediticio, solidez externa

En el lado positivo, está que el efecto en las métricas de crédito serían limitadas (Ver Gráfica 1), el historial de prudencia fiscal de Hacienda, la credibilidad e independencia de Banxico y la solidez externa del país (tipo de cambio flexible, reservas internacionales, línea de crédito del FMI, programa de swaps de la Fed).