• Noticia: La inflación en México correspondiente a la 1QJulio creció 3.59% a tasa anual, por encima del 3.52% esperado por GFB×+ y del 3.55% por el consenso de analistas. El índice subyacente* se ubicó en 3.84%, superando el 3.73% esperado por GFB×+.
  • Relevante: El levantamiento de precios sigue siendo alterado por la emergencia sanitaria. La aceleración interanual se explica por mayores precios de energéticos, dentro del índice no subyacente, y por el alza en mercancías, lo que más que compensó la desaceleración en los servicios, al interior de la inflación subyacente. Con ello, los índices de precios al consumidor general y subyacente registraron su mayor variación anual desde marzo pasado y junio de 2019, respectivamente.
  • Implicación: La contracción en la actividad económica y en la demanda compensan parcialmente los efectos que tienen al alza sobre la inflación la depreciación del tipo de cambio, interrupciones en la oferta de bienes y servicios, entre otros. Ante la incertidumbre sobre el desempeño de la inflación, la economía y las condiciones financieras, y considerando el nivel actual y esperado de las tasas de interés externas, prevemos que, con prudencia, Banxico reduzca la tasa objetivo a 4.50%.

Energéticos más que compensan desaceleración en agro.

El levantamiento de precios pudo ser distorsionado por la escases de algunos productos y el cierre de algunos comercios, a causa de la situación sanitaria. La inflación interanual registró su mayor variación interanual desde que inició la pandemia, tras hilar siete quincenas consecutivas en tendencia ascendente. En cierta medida, esto se deriva del rebote en el componente no subyacente, el cual refleja la recuperación en los precios del petróleo, que incide en los precios de energéticos (eg. gasolinas, gas LP), y a su vez ha más que compensado la desaceleración en productos agropecuarios, aunque siguen siendo relativamente elevados. Adicionalmente, el índice de precios subyacente también se ha encaminado al alza.

Alteración en mercancías pesa más que servicios

La inflación anual subyacente vio su mayor variación desde 2019, pero todavía se mantiene debajo del 4.0%. Esto se explica por la aceleración que siguen presentando las mercancías desde la 2QMar, en especial las alimenticias, aunque las no alimenticias han repuntado tras tocar un piso a finales de mayo. Posiblemente, las primeras reflejan la fuerte demanda por bienes básicos y la interrupción en la oferta de algunos productos; las segundas, la depreciación cambiaria, presionando al alza, y un débil consumo de bienes discrecionales, pesando la baja.

Los servicios siguen moderándose, al tiempo que la demanda cae, en el contexto del confinamiento y del distanciamiento social. La distorsión en el levantamiento de precios por cierre de comercios es más acentuado en ellos.

Con riesgos mixtos para la inflación, tasa objetivo cerrará en 4.5%

Prevemos que la inflación general se mantenga dentro del rango de tolerancia de Banxico, cerrando el año en 3.40% a/a, pero reconocemos que el panorama es todavía altamente incierto. La magnitud de la contracción en la actividad económica y en la demanda pesa negativamente en los precios; sin embargo, ante los efectos de la depreciación del tipo de cambio y de la interrupción en la proveeduría de bienes y servicios, entre otros, la inflación subyacente se ha resistido a bajar, incluso algunos de sus componentes se han presionado al alza. Además, no descartamos implicaciones de la volatilidad en los precios de energéticos y productos agropecuarios.

Por otro lado, las condiciones financieras se han suavizado parcialmente a nivel mundial, gracias al relajamiento de la postura monetaria de los principales Bancos Centrales, como la Fed y el BCE, cuyas tasas de interés asumimos que se mantendrán cercanas al 0.0% al menos hasta 2022. No obstante ello, permanece el riesgo de nuevos episodios de estrés que pudieran comprometer la estabilidad financiera y acentuar el efecto traspaso del tipo de cambio sobre los precios al consumidor final, dependiendo de la evolución de la pandemia y de factores de índole doméstica (e.g. fragilidad en las finanzas públicas, bajas adicionales en la calificación crediticia).

Derivado de la elevada incertidumbre económica y de los riesgos mixtos para la inflación, y evitando afectar la estabilidad financiera local, prevemos que Banxico actuará con prudencia, por lo que la tasa objetivo cerraría el año en 4.50%.