• Noticia: La inflación al consumidor para la 1Q de mayo de 2021 creció 5.80% a tasa anual, por arriba del 5.68% esperado por GFB×+ (consenso 5.66%). El índice subyacente* se ubicó en 4.22% (4.00% esperado GFB×+).
  • Relevante: La baja quincenal reflejó la aplicación de la tarifa eléctrica de temporada cálida en 11 ciudades. La moderación interanual se debió a una base comparativa más favorable en energía, aunque el índice subyacente se aceleró a máximos de inicios de 2018, ante constantes disrupciones en la oferta, altos precios de materias primas y, en el rubro de servicios, una mayor demanda por el relajamiento del confinamiento.
  • Implicación: La disipación del efecto aritmético, por una baja base de comparación, menores disrupciones en la oferta y amplias condiciones de holgura en la economía inducirían mayor desaceleración en la inflación, pero permanecería elevada. Prevemos que cierre el año en 4.90% a/a y el escenario exhibe riesgos mixtos. En este contexto de precios, alta incertidumbre y volatilidad financiera, es poco probable una reducción en la tasa objetivo en lo que resta de 2021.

Inflación quincenal: estacionalidad en tarifas eléctricas

La reducción quincenal se debió en buena medida por la baja en electricidad (Figura 1), por la aplicación del programa de tarifas de temporada cálida en 11 ciudades, aunque también contribuyeron los retrocesos en gas LP y electrodomésticos, estos últimos posiblemente por el 10 de mayo. Por el otro lado, al alza, destacó la tortilla (altos precios de granos), así como servicios relacionados al turismo y fondas y restaurantes (mayor movilidad social).

Inflación anual cede por menor efecto aritmético

La inflación general anual se desaceleró a causa de una base comparativa menos baja, particularmente en el rubro de energía, dentro del índice no subyacente.

Por el contrario, el índice subyacente se aceleró a su mayor nivel desde inicios de 2018. Tanto bienes como servicios se presionaron. En el caso de los primeros, persisten los efectos de las disrupciones en las cadenas de suministro y proveeduría, y de los altos precios de materias primas, desde granos hasta energéticos y metales industriales; por el lado de los servicios, estos alargan su rebote, aunque vienen de niveles bajos, pues, además de las disrupciones en la oferta, la demanda se ha visto impulsada por el relajamiento del confinamiento (otros servicios) y la recuperación en la economía y el empleo (vivienda).

Cederá inflación, pero seguirá elevada

Proyectamos que la inflación interanual se desacelere en el 3T, gracias a un efecto aritmético más favorable, por una base de comparación menos baja; lo anterior también estaría sujeto a que se comiencen a solucionar las disrupciones en la oferta y a que la economía siga operando lejos de su potencial (amplia holgura). Sin embargo, esta se mantendría relativamente elevada y cerraría el año en 4.90% a/a. La variable exhibe diversos riesgos: a la baja, que la oferta de bienes y servicios se normalizarse antes de lo previsto, que las presiones de demanda se vean acotadas por la fragilidad en el empleo, o que el tipo de cambio se mantenga relativamente estable; al alza, que se tarden en solucionar las disrupciones en la oferta, episodios de volatilidad cambiaria o que las expectativas de precios se afecten por la persistencia de los altos niveles de la inflación subyacente.

En este entorno de elevada inflación, elevada incertidumbre sobre su panorama y el de la economía en general, y de volatilidad financiera, es poco probable que el Banco de México reduzca la tasa objetivo este año. Estimamos que la variable cierre 2021 en su nivel actual.