Recuperación seguirá, pero a menor ritmo 

Estimamos que el crecimiento del PIB en 2022 se modere, en relación a lo visto en 2021, debido a que ya no se contará con una base fácil de comparación (“efecto rebote”), así como por los bajos niveles de inversión de los últimos años y por la latencia de algunas consecuencias de la pandemia (e.g. cuellos de botella en la producción). Con ello, sería hasta 2023 cuando el PIB recupere los niveles vistos en 2019.

Motor externo, el más dinámico

Seguimos proyectando que la economía mexicana se beneficie de la recuperación en los EE.UU. En particular, el panorama para el sector industrial estadounidense, íntimamente conectado al mexicano, se ve apoyado por la fuerte recuperación en el consumo privado y la ejecución de ambiciosos planes de infraestructura (550 mmdd en gasto adicional). Otro elemento positivo para la industria norteamericana, es el desarrollo de más proveedores locales, como parte del proceso mundial de nearshoring y ante la aplicación del T-MEC.

MXN: A merced de acciones de la Fed, déficit comercial

Nuestro pronóstico de cierre del tipo de cambio para este año pasó a $20.7, y a $21.4 para el siguiente. Ello se basa, principalmente, en el proceso de normalización monetaria en los EE.UU., y en la reversión del superávit comercial que México ha gozado recientemente. Sin embargo, consideramos que la efectividad de la comunicación de la Fed y el alto diferencial entre las tasas que se pagan en pesos y en dólares, son elementos que contendrán parte de las presiones cambiarias.

Banxico seguirá endureciendo su postura

Prevemos que la inflación no logrará volver al rango de tolerancia del Banxico (3% +/- 1%) antes del 4T22. Incluso, consideramos que persisten riesgos sobre el panorama, que pudieran hacer que las presiones inflacionarias tarden más en diluirse. Considerando lo anterior y la vulnerabilidad de las condiciones financieras al proceso de normalización monetaria de la Fed, estimamos que Banxico deberá continuar incrementando la tasa de interés objetivo el próximo año, dejando atrás posturas acomodaticias para ubicarse en terreno más neutral.

Actualizamos a la baja estimación 2021 – 2022

Tras rebotar 5.6% este año, estimamos que el PIB exhiba menores tasas de crecimiento a partir de 2022 (2.6%), y sea hasta 2023 (2.0%) cuando recupere los niveles de 2019. Lo anterior se encuentra sustentado, por: la disipación del efecto “rebote”, asociado a la contracción de 2020; la persistencia de algunas obstrucciones a la producción, aunque menores que en 2021; y, los bajos niveles de inversión fija bruta observados antes de la crisis pandémica y durante el proceso de reapertura y recuperación económica.

Un supuesto clave, es que la normalización de la actividad económica, si bien podría no ser lineal, ante repuntes en los contagios, no se revertirá. A inicios de diciembre, se calcula que 60% de la población mexicana recibió mínimo una dosis de las vacunas, lo que permitirá que la letalidad del virus sea menor a lo observado en las olas de contagios previas.

Naturalmente, el surgimiento de otras cepas del virus, que reduzcan significativamente la efectividad de las vacunas, es un riesgo sobre el panorama. Esto cobra relevancia ante la aparición de la variante Ómicron, cuyas características aún están siendo estudiadas.

En esta línea, los últimos aumentos en contagios observados en algunas regiones del mundo nos llevan a estimar que los cuellos de botella en la producción industrial seguirán vigentes durante buena parte del 2022. Esta situación también implica que las presiones inflacionarias a nivel global tardarán en ceder, lo que se traducirá en condiciones financieras menos favorables, que pueden tener efectos adversos por el lado del gasto (consumo, inversión).

La demanda externa seguirá siendo un motor para el crecimiento, pues estimamos que los EE.UU. sigan creciendo por arriba de su potencial. Especialmente, la actividad industrial en aquel país, íntimamente ligada a la mexicana, tiene un amplio espacio para crecer en 2022, considerando que no ha logrado ponerse al corriente con la recuperación del consumo privado, la necesidad de reponer inventarios y la ejecución del plan de infraestructura de la admin. Biden (550 mmdd en gasto adicional para los próximos ocho años). Además, prevemos que el reagrupamiento de la industria mundial detonado por la pandemia (nearshoring), junto con la aplicación del T-MEC (reglas de origen más estrictas), detonen inversiones en la toda región de Norteamérica.

Estimamos que la inversión fija bruta se mantenga en niveles relativamente bajos durante los próximos años. Por un lado, asumimos que el gasto público de capital siga acotado a unas cuantas obras emblemáticas de la administración actual. Incluso, no descartamos recortes, si no se cumplen algunas de las métricas con las que se armó el presupuesto 2022 (e.g. crecimiento del PIB de 4.1%), y para mantener el gasto social. Por otro lado, la inversión privada será limitada por la incertidumbre asociada a la política aplicada en sectores clave (e.g. energía), la amplia capacidad ociosa en algunas industrias, resultante de la crisis de 2020 y los pocos apoyos otorgados, y tasas de interés más elevadas.

MXN: Reversión del superávit comercial / apoyo Fed

Estimamos que el tipo de cambio cierre 2021 en $20.7 y 2022 en $21.4. Proyectamos que el peso experimente una depreciación moderada frente al dólar en los próximos años, debido a, por un lado, la reversión del superávit comercial, de la mano de la recuperación de la demanda interna y en los precios del petróleo; y, por el otro, el inicio del retiro del apoyo monetario de la Reserva Federal, la cual prevemos que termine su programa de compras de activos en el 2T22 y anuncie un primer incremento en la tasa de interés durante el 3T22.

Dos elementos que pudieran contener la presión sobre el tipo de cambio son: i) la mayor efectividad de la Fed para indicar futuros ajustes en su postura monetaria; ii) el amplio diferencial entre las tasas de interés que se pagan en pesos y en dólares, más bajo el supuesto de que MX mantendrá el grado de inversión, al menos, el próximo año.

Banxico responderá a inflación

Anticipamos que la inflación anual cierre en 7.1% este año y en 3.9% el siguiente, manteniéndose fuera del rango de tolerancia del Banco de México (3% +/- 1%) hasta el 4T22. Aunque los precios internacionales del petróleo se han corregido recientemente, consideramos que todavía prevalecen distintos elementos que pudieran ocasionar que las presiones inflacionarias tarden más en ceder. Por ejemplo, que rebrotes del virus induzcan más obstrucciones en la oferta, que las expectativas de precios se anclen en niveles más elevados y que el inicio de la normalización monetaria de la Fed induzca más episodios de volatilidad financiera y de depreciación del MXN.

Ante ello, y con el fin de mantener la expectativas de precios ancladas y contribuir a que la inflación efectivamente ceda, prevemos que Banxico seguirá elevando la tasa de interés objetivo, adoptando una postura monetaria más neutral (tasa real del 2.0%).