• Noticia: Esta mañana, el INEGI publicó el Indicador de Consumo Privado en el Mercado Interno para febrero de 2022, el cual creció 9.9% a/a, con cifras originales, y 1.3% m/m, con cifras ajustadas por estacionalidad.
  • Relevante: La variable logró regresar a sus niveles prepandémicos luego de 25 meses. Mensualmente sumó su octavo avance consecutivo, y de hecho se aceleró frente a la lectura de enero. Al interior, todas las categorías crecieron, aunque la de bienes de importación lideró el avance mensual. Con cifras originales, el indicador creció 9.9% a/a.
  • Implicación: La variable podría ver mejoras adicionales en los próximos meses, a medida que se diluya el impacto de la pandemia, mas no se disipará totalmente. Por otro lado, el factor que más limitará al consumo hacia adelante será la elevada inflación, pues deteriora el poder adquisitivo de los hogares.

Supera estragos de la pandemia

En febrero, el consumo privado creció por octava lectura al hilo, e incluso se aceleró frente a enero (1.3% vs 0.4% m/m). Con ello, se ubicó 1.2% por encima de los niveles registrados en enero de 2020. A tasa interanual y con cifras originales, el indicador también se aceleró, de 7.7 a a 9.9%, todavía favorecida por una fácil comparación.

Avance generalizado

Todas las categorías se expandieron en el mes (ver Gráfica 2). El avance más notable fue en bienes importados, lo que reflejó menores disrupciones en las cadenas de distribución a nivel global, en la medida en la que los efectos de Ómicron se disiparon. Le siguió el crecimiento en el consumo de servicios,  también impulsado por la reducción en los contagios, al ser susceptible a la movilidad social.

Además de la disipación de la última ola de contagios, el gasto se vio favorecido por el continuo avance en la captación de remesas (23.3% a/a) y un mejor ánimo de los consumidores (ICC: 43.5 pts). Todo ello logró compensar la aceleración en la inflación (7.28% a/a).

Siguiente reto: la inflación

Aunque no desaparecerá por completo, el impacto de la pandemia sobre la actividad, el empleo y el consumo será cada vez menor, permitiendo mejoras adicionales en el consumo y favorecería que este vaya rotando de bienes a servicios. No obstante, los bajos niveles de inversión ralentizarán la creación de empleos de buena calidad. Además, la elevada inflación y el alza en las tasas de interés erosionan el poder adquisitivo de las personas y encarecen el crédito al consumo, respectivamente.