• Noticia: Esta mañana, el Inegi publicó el dato de las ventas minoristas de septiembre, el cual creció 3.3% a/a con cifras originales, pero se contrajo 0.2% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: Mensualmente, el indicador se contrajo por segunda lectura consecutiva, incluso la caída fue algo mayor a la de agosto. Pese a ello, se mantuvo arriba de niveles prepandémicos. Al interior, 12 de 22 categorías lograron crecer respecto al mes inmediato anterior.
  • Implicación: Las siguientes lecturas reflejarán un menor dinamismo en el gasto de los hogares, bajo la expectativa de una inflación renuente a disminuir, mayores costos financieros y una desaceleración en el empleo, entre otros factores.

Inflación sigue complicando panorama

Con cifras desestacionalizadas, las ventas sumaron dos lecturas con variación mensual negativa. De hecho, este retroceso fue poco mayor que el de agosto (-0.1%). Pese a ello, el indicador logró mantenerse 1.4% arriba de niveles prepandémicos. Con cifras originales y en su comparativa interanual, se desaceleró de 4.7 a 3.3%, incluso pese a un efecto calendario favorable, al contar con un viernes adicional respecto a setiembre de 2021.

Al interior, 12 de 22 categorías lograron crecer (dos menos que en agosto). Los avances fueron liderados por ventas por internet, tiendas departamentales, y bebidas y tabaco. Por el contrario, destacaron las caídas en productos de ticket más alto, como muebles y automóviles, y que además usualmente se adquieren con financiamientos.

La inflación (8.70%), especialmente en alimentos, al dejar un menor ingreso disponible para otros rubros, pesó en el consumo. Así mismo, el gasto de los hogares todavía sigue rotando de bienes a servicios (ingresos por prestación servicios +0.1% m/m), por el efecto reapertura.

Debilidad se extenderá hasta 2023

Prevemos que las siguientes lecturas sigan reflejando la desaceleración en el consumo privado. En gran medida, por una inflación persistentemente elevada –se desaceleraría lentamente- y por el incremento en el costo de los créditos –estimamos más aumentos en la tasa de interés objetivo-. Por otro lado, la desaceleración económica prevista para los próximos trimestres, ralentizará la generación de empleo y deteriorará la confianza de los consumidores. Finalmente, una recesión en los EE. UU. impactaría al crecimiento de las remesas.