• Noticia: Hace unos momentos, el Inegi publicó el dato de las ventas minoristas para julio, el cual se contrajo 0.6% a/a con cifras originales, pero creció 0.7% m/m con cifras ajustadas por efectos estacionales.
  • Relevante: El indicador rebotó mensualmente tras su caída de junio, incluso registró su segunda mayor alza en lo que va del año. Al interior, el 78% de sus componentes presentaron un desempeño positivo. A tasa anual, las ventas minoristas se contrajeron por tercera lectura consecutiva.
  • Implicación: Es altamente probable que el comercio siga perdiendo fuerza en lo que resta de 2024, en gran medida porque la desaceleración económica repercutirá en la generación de empleo, la confianza, y en la captación de remesas, mientras que la elevada inflación seguirá erosionando el poder adquisitivo de los hogares y las altas tasas de interés seguirán restringiendo el acceso al crédito.

Fuerte inicio de del 2S

Anualmente y con cifras originales, el indicador sumó tres meses consecutivos en contracción, pero la caída de julio fue menor a la de junio (3.1%). Pese a que en julio de 2024 se contó con un sábado y un domingo menos que un año atrás, la cifras sin distorsiones de calendario exhibió una caída de 1.3% a/a.

Mensualmente y con cifras desestacionalizadas, el indicador rebotó 0.7% m/m, reportando su mejor dato desde febrero. Al interior, el 18 de 23 categorías mostraron un desempeño positivo, ocho más que en junio. Si bien destacó el rebote en algunos rubros discrecionales (ver Gráfica 2), otros se debilitaron (autos, departamentales, ropa).

El repunte en la actividad comercial pudo ser explicado por el bajo nivel de la tasa de desempleo (2.7%), que se mantuvo cercano a su mínimo histórico, por el crecimiento de las remesas en pesos (10.1% a/a). Ello compensó la aceleración en la inflación al consumidor (5.57% a/a), que vio su mayor variación en 14 meses, así como un marginal deterioro en la confianza del consumidor (47.1 pts.).

Segunda mitad del año será más desafiante

En el 2S, el consumo privado presentaría todavía un modesto dinamismo, y, particularmente, el gasto más discrecional seguiría enfriándose. Ello, suponiendo que la desaceleración económica derive en una menor generación de empleos y una disminución en la confianza del consumidor. Por otro lado, si bien tanto la inflación como las tasas de interés seguirán bajando en lo que resta del año, permanecerán elevadas, afectando así el poder adquisitivo de los hogares y el acceso al crédito, respectivamente. Finalmente, el enfriamiento en la economía y el empleo en los EE. UU. limitará el envío de remesas a nuestro país, aunque su valor en pesos no se vería tan afectado gracias a un tipo de cambio más depreciado.